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TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)

Los trastornos del neurodesarrollo, según Brian (2020) “son las condiciones neurológicas que aparecen en la primera infancia, por lo general antes de entrar a la escuela y afectan al desarrollo del funcionamiento personal, social, académico y/o laboral (…) pueden implicar disfunción de la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la resolución de problemas o la interacción social”. Ateniéndonos al Manual Diagnósticos y Estadísticos de los Trastornos Mentales (DMS-5), dentro del apartado de los trastornos del neurodesarrollo encontramos el trastorno del espectro autista (TEA). El TEA está caracterizado por presentar déficits persistentes principalmente en dos ámbitos: en la comunicación y la interacción social y patrones repetitivos de conducta, intereses o actividades. Respecto a su etiología Reynoso et al. (2017) dicen que “es multifactorial e incluye anomalías neurológicas funcionales y estructurales, algunas de ellas con un supuesto origen genético y / o epigenético”.

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Dentro del primer ámbito, es frecuente que los niños/as con TEA muestren deficiencias en la reciprocidad social, en los comportamientos comunicativos no verbales, así como en las habilidades para mantener y entender las relaciones sociales, es decir, muestran escasa o inexistente implicación por la interacción social y no son capaces de compartir emociones o pensamientos con los demás. En el segundo ámbito, se presentan características relacionadas con las estereotipas motoras simples (como el aleteo de las manos, movimiento de los dedos, etc.), un uso repetitivo de objetos como pueden ser monedas giratorios o alineaciones de los juguetes y un discurso repetitivo como la repetición inmediata de palabras escuchadas (ecolalia). Además, presentan una adherencia excesiva a las rutinas y los patrones restringidos que pueden percibirse en la resistencia a cambios, sienten una gran angustia cuando se producen cambios aparentemente pequeños para los demás como la envoltura de su bocadillo favorito.

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La manifestación del TEA puede variar dependiendo de la gravedad, el DSM-5 diferencia 3 tipos de gravedad (necesita ayuda, necesita ayuda notable y necesita ayuda muy notable), de la condición, el nivel de desarrollo y la edad cronológica, así como de la intervención y los apoyos. Según el DSM-5, los síntomas pueden reconocerse típicamente a los 12-24 meses de edad, pero también se pueden apreciar antes de los 12 meses si los retrasos en el desarrollo son muy pronunciados, y del mismo modo, se pueden observar después de los 24 meses si los síntomas son leves. Espín et al. (2013) estiman que dos tercios de los pacientes con TEA presentan una ausencia de las habilidades de comunicación durante los primeros 24 meses de edad. Entre un cuarto y un tercio, aproximadamente, de los con niños con TEA adquieren los hitos del desarrollo del lenguaje, aunque manifiestan una regresión del lenguaje, de la comunicación y/o de las habilidades sociales entre los 15 a los 24 meses de edad.

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En un reciente estudio (Málaga y cols. 2019) acerca de la prevalencia de los trastornos del espectro autista en niños en Estados Unidos (EE.UU), Europa y España, señalan que en EE.UU la tasa diagnóstica (2000-2014) ha aumentado un 150%, aunque los autores matizan que existen discrepancias significativas por localización geográfica, sexo y etnia”. En Europa, la prevalencia varía según el país, por ejemplo, en Dinamarca obtuvieron unos datos similares a las de EE.UU. En Portugal, se detectó una tasa diagnóstica baja de TEA en comparación con otros estudios internacionales. Respecto a la prevalencia en España, obtuvieron una incidencia mayor en niños de Tarragona (15.5/1000) y una menor en la población infantil de Cádiz en 2014 (0.2/1000) No se sabe con certeza si el motivo de estos resultados es el reflejo de una ampliación de los criterios de diagnóstico del DSM-5 respecto al DSM-IV, una mayor conciencia, la distinción en la metodología o un verdadero incremento en la frecuencia del trastorno del espectro autista.

DSM-IV & DSM-5

Espín et al. (2013) concuerda con la nueva edición de la Asociación Americana de Psiquiatría de los Trastornos Mentales, DSM-V, al establecer unos cambios significativos respecto a las clasificaciones establecidas por ediciones pasadas. Los cambios del DSM-IV con el DSM-5:

Tabla 1. 

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 Fuente: Elaboración propia

BIBLIOGRAFÍA

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